Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud. De hecho, está relacionada con múltiples patologías respiratorias, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer de pulmón.
Las partículas y gases contaminantes con mayor impacto en nuestra salud son consecuencia del uso de combustibles fósiles, las emisiones de compuestos químicos de las fábricas y la quema de basura. Algunos de los agentes contaminantes más presentes en el aire son las partículas en suspensión, el dióxido de carbono, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, los clorofluorocarbonos y el ozono.
¿Cómo afecta la contaminación del aire a nuestra salud cardiovascular?
La contaminación del aire es especialmente nociva para nuestra salud cardiovascular. Las partículas contaminantes del aire pueden pasar rápidamente de nuestros pulmones a nuestro flujo sanguíneo, causando daños importantes en las arterias.
Al dañarse la pared de las arterias, su capacidad vasodilatadora disminuye, aumentando la acumulación de grasa y favoreciendo la coagulación de la sangre. Esto incrementa el riesgo de accidentes trombóticos e infartos.
La contaminación ambiental también favorece el desarrollo de cardiopatías, insuficiencia cardíaca, arritmias o paradas cardiocirculatorias. Además, según la OMS, el 80% de las muertes provocadas por la contaminación del aire son debidas a ictus y a la enfermedad coronaria.
Los niños, los ancianos y las personas que padecen enfermedades respiratorias, problemas cardíacos, o que tienen mayor riesgo cardiovascular, son los que tienen mayor probabilidad de verse afectados por la contaminación del aire.
Medidas de prevención para reducir la contaminación del aire
Sabemos que la contaminación es un problema patente en la mayoría de los países. Por este motivo, es fundamental tomar las medidas necesarias para ayudar a proteger el medio ambiente y nuestra salud. La solución pasa por reducir el tráfico en las ciudades, promover el uso del transporte público y aplicar políticas que ayuden a regular el control de la contaminación.
En el caso de la contaminación del aire interior, la OMS recomienda reemplazar el combustible sólido por otros más limpios e instalar sistemas o dispositivos de ventilación más eficientes. Todas estas medidas, llevadas a cabo en su conjunto, pueden reducir notablemente los contaminantes presentes en el aire y los efectos del calentamiento global.
Recuerda que si estás dentro del grupo de población de riesgo, debes seguir las recomendaciones de tu médico y evitar los espacios con niveles de contaminación superiores a los recomendados. La OMS considera perjudiciales los espacios que superen entre los 25 y 30 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico.