Un desfibrilador es un aparato que suministra descargas eléctricas al corazón a través de la pared torácica. Gracias a los sensores de los que dispone, este dispositivo es capaz de analizar el ritmo cardíaco, determinar cuándo es necesario proceder a la descarga y conocer a qué nivel de intensidad se debe realizar.
La función principal de este aparato es restaurar el ritmo cardíaco de un paciente que acaba de sufrir un ataque al corazón. En estas situaciones, el factor tiempo es determinante, por lo que es recomendable que no solo los profesionales sanitarios dispongan de uno, sino que las empresas también cuenten con estos elementos para poder salvar vidas.
¿Cómo debemos utilizar un desfibrilador?
En este artículo os queremos explicar cómo funciona un desfibrilador y como debe utilizarse en caso de emergencia.
El primer paso es poner en marcha el desfibrilador. Algunos lo harán automáticamente al abrir la tapa, en otros se deberá pulsar el botón de encender. Si al llegar con el desfibrilador a la víctima, alguien está realizando el Soporte Vital Básico deben continuarse las compresiones mientras se colocan los electrodos sobre el pecho.
Colocaremos los parches sobre el pecho desnudo de la víctima, normalmente tienen rotulada su posición: Uno, en la parte derecha del tórax bajo la clavícula, junto al esternón. El otro, en la parte izquierda, bajo el pecho, en la zona de las costillas. Una vez colocados, el desfibrilador analizará el ritmo cardíaco, durante este proceso es muy importante que nadie toque la víctima.
Si el desfibrilador nos dice que tenemos que administrar una descarga, nos volveremos a asegurar que nadie toca a la víctima, y pulsaremos el botón de descarga. Inmediatamente después, iniciaremos el Soporte Vital Básico. Si el desfibrilador nos dice que NO debemos administrar una descarga, iniciaremos inmediatamente el Soporte Vital Básico de nuevo. Cada 2 minutos, el desfibrilador nos hará detener el Soporte Vital Básico para volver a analizar el ritmo, y realizar o no una descarga (según indique el aparato).
RCP post descarga
Es indispensable que continuemos con las técnicas de reanimación hasta que: la víctima respire con normalidad, abra los ojos o se mueva, un profesional sanitario nos lo diga.
Para realizar una correcta RCP, se deben seguir los siguientes pasos:
- El primer paso lo debes efectuar colocando la base de las palmas de tus manos sobre el centro del pecho de la víctima. Con una mano sobre la otra, mantén bien estirados los codos y ve realizando el movimiento de arriba hacia abajo. Debes utilizar todo el peso de tu cuerpo, presionando para comprimir el pecho, alrededor de unos cinco centímetros. Repite este movimiento con firmeza a un ritmo de 100 a 120 compresiones por minuto.
- Tras completar ese proceso, llega el segundo. Normalmente, si ya estás capacitado en la técnica de RCP, después de las primeras 30 compresiones, abre las vías respiratorias. Para ello, debes inclinar la cabeza de la persona y levantar su mentón. Comienza colocando la palma de tu mano en su frente y, suavemente, mueve su cabeza hacia atrás. Luego, con tu otra mano, levanta su mentón hacia delante. Así evitas que la lengua impida el paso del aire a los pulmones.
- Por último, en la respiración por rescate puedes proporcionar oxígeno al paciente por la boca o por la nariz. En este último, siempre en el caso de que la zona de la boca esté lesionada y no se pueda actuar sobre ella. Si esta circunstancia no se presenta, aprieta las fosas nasales e inicia el boca a boca, uniendo la tuya con la suya. Tras la primera insuflación, mira si el pecho se eleva para dar una segunda. En caso de que no suceda eso, repite la maniobra de abrir vías respiratorias e intenta otra vez darle oxígeno.
Ese ciclo de compresión-apertura-respiración lo debes repetir. Es decir, 30 compresiones más dos aportes de aire. Así hasta que la persona recupere la conciencia o mueva algún músculo. O hasta que dispongas de un desfibrilador externo automático para aplicarlo según las instrucciones.